En esto manual de estertor de muerte sexista que es el caso Rubiales, en la Real Federación Española de Fútbol no se saltan ni una coma del guion. Desde aquellos días del “no voy a dimitir” hasta hoy, la política de comunicación y gestión institucional interna y externa de la RFEF nos ha mostrado todo un catálogo de formas y conceptos en los que confluyen, de una forma exquisitamente clara, las mejores del mal jefe con lo mejor del buen machismo. Y eso incluye a Montse Tomé.

Esta no es una defensa de Montse Tomé. Primero, porque desconozco su trayectoria y su desempeño profesional, más allá de saber que no era la favorita de los jugadores para reemplazar a Jorge Vilda, y, segundo, porque esa sana costumbre que uno tiene de sospechar -casi- siempre de todos aquellos salarios que superan las seis cifras.

Pero el caso es que a Tomé le han dado duro, y, por lo que vemos, por un salario muy inferior al que Rubiales le prometió a Vilda en aquella desafortunada rueda de prensa, donde ni se anduvo con rodeos, ni debía hacerlo. conseguirle medio millón de euros al año a su amigo, así, de forma genial y delante de tanta gente.

Lo que le ha pasado a Montse Tomé, me temo, se llama “crystal cliff”, que viene del inglés “acantilado de cristalY sí, es uno de esos conceptos acuñados por el feminismo liberal de trajes y maletines, pero no es menos cierto. Resulta que hace unos años, en 2004 concretamente, en la Universidad de Exeter, unos investigadores quisieron responder a un artículo de la sección de negocios del periódico. Los tiempos en el que se afirmaba que aquellas empresas con mujeres al frente tenían peores resultados en la bolsa británica y sus acciones tendían a caer. Así que empezaron a estudiar el funcionamiento de 1.000 empresas británicas del índice FTSE 100, el equivalente al Ibex 35 de la Bolsa de Londres, y llegaron a la conclusión de que estas empresas, cuando anticipaban grandes crisis o malos resultados, tendían a colocar mujeres en puestos directivos pasaran la copa, y además lo hacían durante periodos bastante cortos, en torno a cinco meses.

Para estos académicos, el principal objetivo de esta estrategia, a la que llamaron acantilado de cristal, No fue para dañar la reputación del liderazgo masculino y si caían, entonces habían caído. Mientras tanto, detrás de escena, se arreglaba lo que había que arreglar, se reestructuraba el asunto y se plantaba el traje del próximo gran líder para ascender cuando volvieran a soplar vientos de cola.

Todo indica que Tomé está al borde de ese precipicio. Designada para legitimar el liderazgo femenino en una institución profundamente masculinizada como la Federación, el objetivo era calmar los ánimos porque en Las Rozas, como en el PP y el PSOE, todavía no han entendido que no se trata de poner mujeres líderes , sino feministas. De momento, Tomé ha tenido que dar las explicaciones que nunca fueron exigidas a un técnico en su estreno; hablar de ella, de su postura en esta polémica, y justificar por su boca los últimos movimientos de la Federación para presionar a las jugadoras para que sean convocadas a un equipo en el que no quieren jugar si no se cambian las cosas.

Pero el precipicio de Tomé es el de muchos otros, sólo que sin tantos ceros: en la política y en la micropolítica, en la comunicación, en el trabajo o en la asamblea, y en casa también, cuando siempre dejas a los mismos a cargo de los morenos. . Esta dinámica ha provocado que muchos de nosotros desarrollemos una sana desconfianza hacia las palmaditas en la espalda, los elogios y las promesas mientras afuera llueve, así como una tendencia a evitar, siempre que sea posible, ser el “escógeme chica”: otro concepto interesante acuñado por las chicas pijas norteamericanas y que advierte a las mujeres de esos discursos que comienzan con un clásico “tú no eres como las demás”, para terminar estando solo.

No sabemos qué pasará con la entrenadora en los próximos meses y sería tremendamente injusto poner todos los focos sobre ella, tal y como quieren los señores de la RFEF que aplaudieron la bravuconería de Rubiales hace menos de un mes. Entre que todos me parecen iguales y su valiente esfuerzo por camuflarse en el espesor de sus privilegios, logran su objetivo, que es seguir operando en la sombra mientras otros tienen que exponerse, casi a pecho descubierto y en en pleno día. En cualquier caso, y a quien le interese, aquí va un consejo que estoy aprendiendo de estos jugadores: rodéate de buenos abogados, mejores compañeros y excelentes amigos. Solo no se puede, pero con ellos quizás sí.

En esto manual de estertor de muerte sexista que es el caso Rubiales, en la Real Federación Española de Fútbol no se saltan ni una coma del guion. Desde aquellos días del “no voy a dimitir” hasta hoy, la política de comunicación institucional y de gestión interna y externa de la RFEF ha…

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