El implacable gallego que ha acabado con los ministros morados

Ambicioso y adversario peligroso considerar. Díselo a su gran mentor, Pablo Iglesias, y a sus dos acólitas, Irene Montero e Ione Belarra. La flamante vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha matado a toda la dirección de Podemos en la coalición y es uno de los grandes ganadores de la renovación del gobierno. Ha colocado a cuatro de sus “halcones” en carteras ideológicas, curiosamente ninguno relacionado con Iglesias, e incluso uno de ellos, Pablo Bustinduy, se muestra muy crítico con el liderazgo podemita, lo que ahora los morados consideran toda una provocación. El líder de Sumar, tan locuaz, dulce y besador, es guante de hierro sobre puño de seda y ha dejado claro quién manda en este nuevo Espacio a la izquierda del PSOE. Es una gallega, implacable y feroz como las olas que golpean los acantilados de su tierra.
En su batalla por el poder se ha movido en un Crudo enfrentamiento con sus antiguos amigos de Unidas Podemosdefiende las transferencias a la independentistasfue el primero en viajar a Bruselas para encontrarse con el fugitivo Carlos Puigdemontle importa un comino destruir la Constitución y grita ese estribillo de «plurinacional» con un despropósito imponente: “Somos un país de países”, en una definición de España que suena a chiste. Mantiene su vicepresidencia y la presidencia de su Ministerio de Trabajo pese a que bajo su gestión los datos de paro en España son los peores de Europa.
Delante de un ensalada de 24 cerillasYolanda Díaz se cree más atractiva y menos hosca que Hierba iónica oh Irene Monteroluce sus encantos de zarina roja en guante de seda, cabello rubio y trajes de lujo, sin reparos en traicionar a Pablo Iglesias, que eligió como heredero a este gallego sin ser militante de Podemos. Afiliado a PCE y sindicalista Comisiones ObrerasIglesias fue su asesor cuando trabajó con el líder del BNG, José Manuel Beiras.a quien también luego le dio la espalda.
Desde su militancia en el grupo En Marea llegó como diputada al Congreso, se consagró como portavoz en las relaciones laborales y su ascenso fue vertiginoso hasta que Iglesias la propuso como ministra de Trabajo en el Gobierno de coalición socialcomunista, donde ha estado. vigilados de cerca por Belarra y Montero, ahora totalmente destronado. Ella pertenece a esa casta comunista de doble rasero, rojos por fuera y burgueses por dentro. Quienes la conocen bien la definen como “una roja de algodón”, con una herencia familiar de comunistas y sindicalistas, que sin embargo nunca sufrió los rigores de una saga puramente obrera. Puño de hierro en guante de seda, Yolanda Díaz es la nueva musa del estandarte de feminismo radical, amnistía ilegal y separatismo inconstitucional.