La cuenta atrás ya ha comenzado. El magistrado Francisco de Jorge, instructor de la Audiencia Nacional, espera a las 12.00 horas de este viernes a que Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), le interrogue sobre el beso no consentido que le dio a la jugadora Jennifer Bella tras la final del Mundial femenino celebrada en Sydney (Australia). El ex gerente…

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La cuenta atrás ya ha comenzado. El magistrado Francisco de Jorge, instructor de la Audiencia Nacional, espera a las 12.00 horas de este viernes a que Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), le interrogue sobre el beso no consentido que le dio a la jugadora Jennifer Bella tras la final del Mundial femenino celebrada en Sydney (Australia). El exdirector llega a esta reunión como imputado, y con el peso sobre sus espaldas de una denuncia de la Fiscalía que le atribuye un delito de agresión sexual y otro de coacción. La expectativa es máxima.

Medios de todo el mundo se han interesado por el escándalo que ha desbordado a Luis Rubiales, que ahora se ve obligado a realizar el famoso paseo corto para entrar en la Audiencia Nacional. Sigue defendiendo su actuación a día de hoy y, entre todas sus excusas, incluso ha afirmado esta semana que también habría besado a un jugador de la selección masculina si hubiera ganado el Mundial. “Cuando yo era jugador había muchos momentos -cuando evitamos el descenso, cuando conseguíamos el ascenso o conseguíamos un título- en los que había todo tipo de besos, incluidos los que llamamos picos en la boca”, afirmó en una entrevista en una cadena británica.

A pesar de los intentos de justificarse, después de tres semanas aferrándose al cargo, la judicialización de Caso Rubiales Por fin ha dado el broche de oro al expresidente de la federación. El directivo dimitió como presidente de la RFEF el pasado domingo, dos días después de que la Fiscalía de la Audiencia Nacional decidiera iniciar diligencias penales y presentara denuncia contra él. En su denuncia, el Ministerio Público puso sobre la mesa dos delitos: uno de agresión sexual (por el beso no consentido) y otro de coacción (por presiones a la jugadora y su entorno para ratificar públicamente la versión de Rubiales). El Código Penal castiga ambas disposiciones con penas de prisión, aunque también contempla la posibilidad de imponer únicamente una multa.

“Jenni me recogió”.

Desde la final del Mundial, lejos de calmar las aguas, la actitud de Luis Rubiales ha alimentado el escándalo. El expresidente de la Federación ha insultado y amenazado con acciones legales a quienes le han criticado (también miembros del Gobierno); Se ha presentado como víctima del “falso feminismo”; y ha cargado contra Jennifer Hermoso, a la que acusa de mentir. Incluso en los días posteriores al beso se cobijó bajo el paraguas de la RFEF y convocó una insólita asamblea extraordinaria que acabó con parte de los asistentes de pie y aplaudiéndole (entre ellos, los seleccionadores Luis de la Fuente y Jorge Vilda, este último ya despedido). “No voy a dimitir”, gritó Rubiales en aquella reunión, atrincherado entonces en su cargo.

Sin embargo, su caída fue cuestión de días. El 26 de agosto, la Comisión Disciplinaria de la FIFA lo suspendió provisionalmente. Y, ahora oficialmente desalojado de la cima del poder, Rubiales inició la cuesta abajo que terminó con su renuncia. “Lo que me queda es defender mi dignidad y me defenderé con mis argumentos”, argumentó en la entrevista retransmitida en un canal británico, donde mantuvo sus principales líneas de defensa: “Jenni me recogió y tuvimos esa fugaz beso, que dura dos décimas de segundo”. , pero lo que se creó a partir de ahí es una locura (…) Lo que hubo fue un acto espontáneo, mutuo, que ambos consintieron, que fue llevado por la emoción del momento, la felicidad. Sostengo que esa es la verdad de lo que pasó”.

Esta tesis es contraria a lo manifestado por el jugador, quien afirmó en un comunicado: “Me sentí vulnerable y víctima de una agresión, de un acto impulsivo, machista y sin ningún tipo de consentimiento de mi parte (…). “No fui respetado”. Según el Ministerio Público, durante su declaración en la sede de la Fiscalía General del Estado, Hermoso añadió que, tanto ella como sus más allegados, “sufrieron presiones constantes y reiteradas por parte de Luis Rubiales y su entorno profesional, para que justificara y aprobó los hechos”.

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