Emular el modelo nórdico para abordar la prostitución. Criminalizar a los prostitutos y castigarlos económica y penalmente. Esto es lo que ha pedido el Parlamento Europeo a los 27 con la aprobación por 234 votos a favor, 175 en contra y 122 abstenciones de un informe que apoya la vía abolicionista de la prostitución, aunque no tiene efectos legislativos porque la competencia de ese reglamento ostenta los estados miembros.
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Una de las claves del informe es que pide sancionar a los clientes de la prostitución y despenalizar a las personas que la practican porque no lo hacen libremente en la gran mayoría de los casos. “Pide a los Estados miembros que garanticen que solicitar, aceptar u obtener un acto sexual de una persona a cambio de una remuneración, la promesa de una remuneración, la prestación de un beneficio en especie o la promesa de tal beneficio”, señala el texto.
Las promotoras son conscientes de que esto no es suficiente y que hay que crear una red de apoyo a las mujeres que se encuentran en esta situación a través de “programas de salida” que impliquen facilitar económicamente aquellos elementos que no deben estar condicionados al abandono. de la actividad, según explica el redactor del informe. En su opinión, las ayudas económicas son la fórmula para evitar que el castigo a los proxenetas les lleve a situaciones de mayor marginación en el ejercicio de la prostitución, lo que es uno de los argumentos de los detractores de la iniciativa porque consideran que criminaliza a las mujeres.
¿Haría más poderosos a los prostitutos? preguntaron los periodistas a Amelia Tiganus, sobreviviente de la prostitución, escritora y feminista. “Yo considero todo lo contrario. “Las mujeres son sujetos de derecho y deben tener acceso a acudir a las instituciones para ejercer sus derechos”, respondió en referencia a la necesidad de acceder a ofertas laborales, oportunidades profesionales o partidas presupuestarias.
“No está permitido comprar el cuerpo de una mujer”, resume la socialista alemana Maria Noichl, quien sostiene que quienes ejercen la prostitución parten de la desigualdad y la precariedad. “No es normal decir: podría ser billetera o prostituta”, argumenta contra el criterio de algunos colectivos que defendían el concepto de “trabajadoras sexuales”.
“La prostitución no es un trabajo. Como líderes políticos, pero también como miembros de la sociedad, no tenemos que cerrar los ojos ante el sufrimiento de las personas que sufren de prostitución”, argumentó el portavoz del PP en el debate: “Espero que los Estados miembros hagan todo lo posible para eliminar personas prostituidas de esta indignidad”. “El modelo nórdico es el nuestro”, afirmó Rosa Estaràs, de las Islas Baleares.
División en grupos
“Deberíamos haber escuchado a quienes eligen libremente este trabajo”, defendió la portavoz de los liberales de Renew, quien consideró que el informe debería haberse “centrado en los derechos humanos y la salud sexual” por lo que pidió un voto en contra del informe. .
La división también ha sido palpable en los Verdes. “Queremos hacer todo lo posible para que la UE luche contra la explotación sexual, pero no queremos ir tan lejos como para decir que todos los tipos de trabajo sexual son violencia de género”, afirmó el portavoz Terry Reintke. Sin embargo, su colega Alice Kuhnk usó una camiseta durante el debate que decía “Estoy con los sobrevivientes” y exigió un ‘sí’ al informe.
La eurodiputada de ERC (también de Los Verdes) Diana Riba, que votó en contra del informe, ha apoyado una posición minoritaria -procedimiento permitido en la negociación de los textos de la Cámara Europea- en la que defiende que rechaza el uso de términos como ” prostitución” al entender que “denotan juicios de valor, contienen connotaciones de criminalidad e inmoralidad y estigmatizan a una comunidad marginada”. “Las personas que venden servicios sexuales prefieren el término “trabajadores sexuales” porque el uso de “prostitutas” contribuye a su exclusión de la sociedad, también en lo que respecta al acceso a los servicios sanitarios, jurídicos y sociales”, se afirma en el desacuerdo.
Los supervivientes: “Comprar sexo es un acto de violencia”
“Una relación sexual no puede ser objeto de un contrato de trabajo aunque exista contrato porque siempre representa una violación a la libertad sexual”, argumentó María Eugenia Rodríguez Palop, de Sumar (La Izquierda).
La apuesta de la Cámara Europea va en línea con la ley impulsada por los socialistas en España (respaldada por el PP y que dividió a Unidas Podemos), pero que ha caído en saco roto por el adelanto electoral. Y la división, dentro de las fuerzas de izquierda, ha sido la misma que se produjo en España, donde Unidas Podemos y ERC se distanciaron de esa postura.
“Comprar sexo es un acto de violencia”, respondió en una conferencia de prensa Saga Brodersen, sobreviviente de la prostitución y líder de la organización “Not your pute” en Suecia. “No podemos seguir pensando que las mujeres existen para que los hombres eyaculen. Pretendemos poder disfrutar de nuestra sexualidad para disfrutar de los mismos propósitos que los hombres cuando erotizan la violencia contra las mujeres”, afirmó Amelia Tiganus.