Aitana Bonmatí, MVP del Mundial y una de las jugadoras más vocales del equipo, en el primer partido de la F League ante el Barcelona, ​​el pasado sábado.Diego Souto (Getty Images)

Es lunes. Han pasado tres días desde que se pospuso seno el la convocatoria de la nueva seleccionadora nacional de la selección femenina de fútbol, ​​Montse Tomé. Y aún no se sabe públicamente si los jugadores y la Federación Española de Fútbol (RFEF) han llegado a un acuerdo para que los jugadores vuelvan a vestir la camiseta de España, aquella con la que se proclamaron campeones del mundo el pasado 20 de agosto.

La federación ha vuelto a convocar una rueda de prensa para este lunes por la tarde, a las 16.30 horas, para que sirva de presentación oficial de Tomé y, al mismo tiempo, el técnico pueda ofrecer por fin la lista de convocados para el partido de la Nations League contra Suecia. , que deberá jugarse el viernes 22. La elaboración de dicha lista es parte de una crisis latente desde la renuncia de 3 de la tarde de septiembre de 2022 y acentuado tras el beso que le plantó el expresidente Luis Rubiales a la delantera Jenni Hermoso en medio de los festejos del título mundial en Sydney. A pocas horas de ganar el Mundial, los jugadores iniciaron un plan que dura hasta ahora. Y la RFEF responde hoy con esa llamada y con un nuevo comunicado en el que insiste en “el compromiso público adquirido por la nueva dirección de la institución que dirige el fútbol en España”ahora en manos del presidente interino, Pedro Rocha, sucesor del dimitido Rubiales.

En una nota que, dicen, también han trasladado a los futbolistas, la federación quiere “expresar con claridad, y sin interpretaciones internas ni externas, los ejes estratégicos en esta nueva etapa de la federación que demandan tanto el fútbol como la sociedad”. Son conscientes, dicen, “de la necesidad de hacer cambios estructurales”, como exigen los futbolistas. Algo que, señalan, Rocha ya ha comenzado a materializarse en los últimos tiempos y les ha llevado a tomar “decisiones difíciles en los últimos días” porque están convencidos de que una renovación es “necesaria”. Por ello, añade el comunicado, “se insta a los jugadores a sumarse a este cambio liderado por la Federación, entendiendo que las transformaciones que deben continuar deben ser sólidas y justas”.

La federación, a través de la nueva interlocutora encargada de retomar las conversaciones, Loli Martínez Madrona, colegiada y delegada de Protección contra la Violencia Sexual en la RFEF, había dado este pasado fin de semana un ultimátum a las jugadoras. Tenían que dar una respuesta antes de que terminara el domingo. Pero el reloj dio las 12 de la noche y en Las Rozas todavía no tenían noticias de los futbolistas. Los jugadores se fueron a la cama sin haber llegado a un acuerdo. Y decidieron seguir hablando durante la mañana de este lunes.

Sobre la mesa tenían una propuesta que la federación entendió más que razonable. Y que recibieron de buena gana, aunque carecieron de concreción y garantías. “El domingo llegaron a un acuerdo sobre qué hacer en todos los departamentos que estuvieron involucrados en el manejo del caso de Jenni Hermoso. Acordaron verbalmente que habrá cambios y cuáles serán esos cambios, pero quieren garantías de que así será. Ya los han engañado muchas veces”, afirman fuentes cercanas a los campeones del mundo. Los jugadores no querían dar un paso en falso. Por eso pidieron que este acuerdo sea por escrito. Asumen que los despidos y nuevos nombramientos no se pueden hacer de la noche a la mañana, pero quieren estar seguros de que no se dejan engañar, como ocurrió en su día cuando la crisis de las 15 se resolvió sin un compromiso firme de cambio. Les presionó la proximidad del Mundial y funcionó. “Pero para ellos el Mundial era sólo un paréntesis. Ahora están aún más unidos que entonces, aunque algunos estén tratando de romper esa unidad. Los 39 que se han quedado se van juntos”, afirman las mismas fuentes. Saben que es su momento y no lo van a desperdiciar.

Además de asumir ese primer punto de los cinco que exigían las jugadoras de la selección, se prevé la remodelación “del organigrama del fútbol femenino”, que debería contar, además de con un entrenador, que seguirá siendo Montse Tomé, con una dirección deportiva y un responsable de las categorías inferiores, a imagen y semejanza de las estructuras del equipo masculino, la federación intentó resolver el resto de cuestiones algo más complejas. Los jugadores pidieron una reestructuración profunda y, por ahora, sólo ha salido el técnico Jorge Vilda, además del presidente, obligado a dimitir por la presión social y política.

Responsabilidades de depuración

En el comunicado emitido por los futbolistas el pasado viernes señalaron cinco puntos a una serie de personas y cargos de la RFEF, exigiendo el certificado de buena salud. En las oficinas de Las Rozas suponen que algunas de estas demandas responden a lo ocurrido en el último mes, a cómo se comportaron y se movieron algunas de las personas más cercanas al ahora expresidente Luis Rubiales. Por ejemplo, Rubén Riveira, director de marketing, y Albert Luque, director deportivo de la selección española, amigo y mano derecha de Rubiales. Riviera y Luque viajaron a Ibiza a finales de agosto para presionar a Hermoso y otros jugadores para que apoyaran la versión del entonces presidente. Las federaciones entienden que los jugadores exigen aclaración de responsabilidades en ese sentido. Sin embargo, señalan otros muchos nombres, conocidos en la casa, a pesar de no haber dado públicamente sus nombres y apellidos, y no en todos estos casos se ha argumentado por qué los quieren fuera, explican desde Las Rozas. Sin embargo, consideran que todos estos puestos identificados estaban involucrados de una forma u otra en la gestión del Caso Rubiales y el beso no consentido a Jenni Hermoso: en las declaraciones publicadas, la presión sobre la jugadora, su familia y sus compañeras, en el descrédito de la futbolista madrileña y su desprotección ante un caso de abuso de poder . Aquí entran otros nombres propios: Andreu Camps, secretario general, o Pablo García Cuervo, director de comunicación, que ya estaban muy debilitados a ojos de los futbolistas tras su gestión en la crisis del 15, por su dureza hacia quienes en su día los llamaron rebeldes y los llamaron “liñatas”.

Por ello, porque algunos creen que son víctimas de un ajuste de cuentas, la federación ha pedido a los jugadores que identifiquen a las personas que señalan y justifiquen sus acusaciones, para que se abra un expediente disciplinario que verifique dichas declaraciones. acusaciones y tratar de resolver el problema. “No se puede despedir a un puñado de personas sin antes saber exactamente qué pasó”, dicen fuentes federales. Mientras tanto, la RFEF se ha comprometido, desde el primer momento, a que ninguna de estas personas se presente a las concentraciones de la selección femenina, la primera, inminente, antes de la celebración del partido de la Liga de las Naciones contra Suecia el próximo viernes 22.

En el comunicado emitido este lunes, que es el mismo que se ha trasladado a los futbolistas, la federación concluye: “Garantizamos un entorno seguro para los jugadores y apostamos por un clima de confianza mutua para que podamos trabajar juntos y conseguir que el fútbol femenino siga progresando con mucha más fuerza. Hay que empezar a lucir la estrella que con tanto esfuerzo han conseguido los internacionales”. Es así como, con esas palabras de concordia y con un compromiso público de cambio, la federación intenta resolver la crisis desatada por la Caso Rubiales y la negativa de los campeones a regresar a la selección.

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