No se recuerda en Las Rozas anuncio de convocatoria más incómodo. Nunca los deportistas habían recibido con tanta amargura la llamada de la selección nacional. Ni siquiera algunos futbolistas se presentaron a la cita con la selección con la cara tan larga.
La gran mayoría de los jugadores de la selección española no querían concentrarse. Ni en Madrid, donde empezaron algunos, ni en Oliva, donde se reunieron anoche todos en un cambio de planes de última hora que les alejó del foco mediático de Las Rozas, pero también de aquellos dirigentes federativos con los que no quieren De nuevo trato desde que estalló el caso Rubiales, ya que el expresidente besó a la delantera Jenni Hermoso sin consentimiento y nadie dentro de la Federación Española de Fútbol (RFEF) le dio a la jugadora el espacio mínimo de protección.
Los 23 jugadores convocados, 19 de los cuales habían firmado un comunicado exigiendo cambios estructurales en la federación antes de volver a vestirse de rojo, no estaban de humor. Pero ellos respondieron. Todos, excepto Esther González, jugadora de Gotham (EE.UU.), que quedó de baja por lesión. Los primeros en llegar fueron los que venían de Madrid, los últimos los que aterrizaron desde Barcelona, y tarde, en el aeropuerto de Manises, entre ellos dos de los más beligerantes con la federación: Patri Guijarro y Mapi León, que no mordieron la bala. lenguaje al suponer que fue “obligada” a viajar.
Ella y todas ellas acudieron a la cita tras sentirse engañadas y traicionadas (otra vez), obligadas por las circunstancias: por una federación que las trata como niñas caprichosas y no ha asumido que un lavado de cara y algunas promesas no les bastan. te da pereza confiar en aquellos que ya te han mentido antes; por una entrenadora que hizo creer por unos instantes a la opinión pública que había hablado y coincidido con ellos en la idoneidad de entrar a la convocatoria; por unos representantes políticos que la noche anterior amenazaron con aplicar la ley -se contemplan sanciones económicas de entre 3.000 y 30.000 euros y la pérdida de la licencia por un periodo de entre 2 y 15 años- si los jugadores no cumplían su compromiso con el equipo nacional.
Habían dicho claramente que no querían ser convocados. Y para colmo, la única que no fue incluida en la lista fue Jenni Hermoso. “Para protegerla”, dijo la nueva seleccionadora nacional, Montse Tomé, tras afirmar que había hablado con ella -“Estamos con Jenni en todo”, declaró- y dar a entender que su ausencia fue consensuada. Mentir. “¿Para protegerme de qué o de quién?” La futbolista respondió desde México, donde juega. Fue una más de tantas mentiras o verdades a medias en la primera aparición pública del técnico, que fue la segunda en cinco años de Jorge Vilda, ahora desestimado y acusado de su amistad con Rubiales.
El discurso de Tomé del lunes, en el que recurrió a conceptos amables, adaptó el tono a las circunstancias y aludió a un cambio de etapa, escondió muchas trampas. Tan pronto como terminó su rueda de prensa, lo que parecía un cambio de formas se descubrió que era un simple maquillaje. Habló de empatía, de la importancia de la comunicación, de un ambiente de trabajo profesional y ambicioso. Pero no había charlado con los jugadores, al menos no con todos, ni los había escuchado. No había abordado su malestar ni su necesidad de no regresar hasta que se sintiera en un ambiente de trabajo seguro. Así lo certificó el propio presidente del CSD, Víctor Francos, tras las primeras conversaciones con los futbolistas. “Están equivocados. He visto tristeza, arrepentimiento y cansancio; sin resentimiento, sin malos modales. Alguna jugadora me ha dicho que no se encuentra bien mentalmente. Están cansados”, afirmó en declaraciones a La Sexta.
Y agregó: “Lo que no puede seguir existiendo en la federación son conductas que preocupan a los jugadores y les dan miedo. “No terminan de decirlo todo porque tienen miedo de lo que pueda pasar”. Francos aludió así, aunque sin dar detalles, a las amenazas surgidas desde la federación de que quienes señalan como instigadores y principales actores de la coacción a Hermoso, a quienes quieren salir antes de seguir jugando con la selección, presentarían una demanda. queja. contra los jugadores por difamación. Francos señaló, sin dar su nombre, a Andreu Camps, secretario general de la RFEF y en su día mano derecha de Rubiales, estratega de la federación, al que los mundialistas temen por su forma de actuar y al que consideran también responsable de la Primera lista de Tomé, la última entrega de esta compleja historia llena de acusaciones y traiciones desde que hace un año 15 deportistas impulsaron un movimiento para dimitir de la selección española de fútbol femenino en un intento frustrado de impulsar una reforma estructural del organismo que rige el fútbol español. . Un año después se han empeñado en conseguirlo.
Esta nueva negativa de los jugadores a ser convocados se explica por la crisis abierta desde que el expresidente Luis Rubiales le plantó un beso en la boca a Jenni Hermoso en plena celebración del Mundial. Pero también tiene mucho que ver con el inmovilismo y la incapacidad de la federación para aceptar que los futbolistas y la sociedad exigen sacudir los cimientos de una federación gobernada de manera caciquil por los dirigentes territoriales, decididos a perpetuar su status quo en lugar de responder. a las exigencias de los deportistas. Desde el caso Rubiales, apenas el propio expresidente, que dimitió tres semanas después, y el exentrenador, Jorge Vilda, han abandonado la RFEF, pero no ha caído ninguno de los responsables de la federación a los que los futbolistas señalan por su comportamiento, los que Acusan a Hermoso de coacciones, presiones y maneras machistas.
Francos también se refirió a esto: “Ya le dije a Pedro Rocha (presidente interino) que si no hay cambios profundos y estructurales no habrá una buena solución a este conflicto. No puedo hablar más claramente. El cambio que ha comenzado no tiene vuelta atrás”. Y con ese compromiso se sentó a la mesa con los futbolistas -la reunión se prolongó hasta pasadas las once de la noche- a los que quiso convencer para que no dejen de jugar mientras continúan los trabajos en una remodelación de la RFEF.
El ejemplo de Carlos Alcaraz
Víctor Francos, consagrado como mediador en el conflicto entre la Federación Española de Fútbol y los jugadores de la selección, se reunió a su llegada a Oliva primero con la nueva seleccionadora, Montse Tomé, y luego, una vez completo el grupo, con los jugadores , a quien escuchó y garantizó cambios profundos en la federación. Incluso antes de viajar a Valencia, Francos ya había explicado que esperaba convencer a Tomé de cancelar la convocatoria de aquellos jugadores que no querían viajar a Gotemburgo (Suecia) para el partido de la Liga de Naciones del viernes contra Suecia. De esa manera no estarían expuestos a una sanción económica y a la pérdida de la licencia federativa.
El CSD puso como ejemplo reciente la salida del equipo de Copa Davis del tenista Carlos Alcaraz, quien dijo no sentirse apto para competir en las eliminatorias con España tras perder en semifinales del US Open. David Ferrer, capitán de la Davis, inmediatamente lo sacó de la lista sin ningún conflicto.
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