A punto de cumplir su primer año al frente del Ejecutivo, la primera ministra italiana Giorgia Meloni recuperó su discurso a favor de la familia tradicional y contra la inmigración irregular, durante su intervención este jueves en la Cumbre Demográfica celebrada en Budapest, donde advirtió que La caída de la natalidad provocará un “colapso total” en Occidente y rechazó que la inmigración pueda servir para revertir esta tendencia demográfica.
“Los países desarrollados avanzan hacia el colapso total. Tenemos que ver las causas. La demografía es el desafío en mayúsculas“, dijo Meloni ante otros líderes ultraconservadores y de extrema derecha que participaron en la conferencia, que reflexionó sobre el futuro de la familia tradicional.
La presidenta italiana aseguró que no está de acuerdo con la visión generalizada en Occidente según la cual la inmigración podría ser la clave para solucionar el problema del invierno demográfico que afecta a la mayoría de los países europeos. “No estoy de acuerdo con esta narrativa” dijo el líder de Hermanos de Italia. “Los inmigrantes, si están plenamente integrados, pueden hacer su parte, pero debemos ser más responsables de nosotros mismos, como ciudadanos europeos, y encontrar soluciones a las crisis del sistema europeo. “La disminución de la población no es un destino, es una elección”. En lugar de la inmigración para solucionar la caída de la natalidad, Meloni abogó por una “mayor coordinación” desde la Unión Europea para “toma acciones” que frenan el declive demográfico.
El primer ministro italiano habló tras la bendición de los representantes de las confesiones religiosas ortodoxas invitados al congreso promovido por el primer ministro húngaro, Viktor Orbán. Entre los participantes también estuvo el psicólogo canadiense Jordan B. Peterson, considerado un ícono de la extrema derecha, quien defendió que los niños sólo pueden criarse en una familia compuesta por un hombre y una mujer. “El resto, homosexuales, divorciados, no están sanos”, afirmó.
Discurso de identidad
Poco después intervino Meloni. Desde el palco, la primera ministra recuperó su discurso más apasionado a favor de la familia tradicional. “Vivimos en una época en la que todo lo que valoramos está expuesto a ataques. Esto es peligroso para nuestra identidad nacional, religiosa y familiar. Esto debería darnos la fuerza para defender nuestros derechos” porque “sin esta identidad no somos más que meros números”afirmó el jefe del Gobierno italiano.
Según Meloni, la imagen de la familia tradicional ha cambiado en las últimas décadas y “El futuro es muy preocupante”. “En nuestra lucha debemos defender a la familia, a Dios y todos aquellos elementos que constituyen nuestra civilización y no debemos caer en la idea de que quien habla de ellos es retrógrado”, añadió.
Italia es uno de los países europeos con la tasa de natalidad más baja: 1,24 hijos por mujer frente a 1,56 de la media europea. En el extremo opuesto se encuentra Hungría, donde esta tasa creció en la última década del 1,2 en 2010 al 1,6 actual. Un crecimiento que, según el líder italiano, se debe a las políticas familiares adoptadas en el país con el Gobierno ultra liderado por Viktor Orban, aliado del partido de Meloni en la Unión Europea.
El primer ministro húngaro aplaudió la intervención de su ‘socio’ y durante su intervención aprovechó para reivindicar sus tesis sobre la familia y atacar a Europa, que, según Orbán, “Está en manos de una élite liberal y progresista que piensa en reescribir las leyes de la naturaleza”denunció el Primer Ministro húngaro.
Orban y Meloni se reunieron posteriormente durante un encuentro bilateral en el que reiteraron que la inmigración es un desafío común para la Unión Europea que requiere una respuesta colectiva. Ambos mandatarios coincidieron en que es necesario “evitar salidas mediante apoyo político y económico con los países de origen y tránsito”, así como implementar “una política de repatriación eficaz para aquellos que no tienen derecho a permanecer en Europa”. Un mensaje que llega apenas un día después de que Alemania confirmara que ya no aceptará inmigrantes irregulares procedentes de Italia, suspendiendo así el mecanismo voluntario de solidaridad europeo, ante la falta de cooperación del gobierno italiano.